Recién he terminado de leer "La Metamorfosis" de Franz Kafka, quedé impresionada por la sensibilidad que despertó en mi el relato. Durante la lectura no pude evitar evocar indelebles recuerdos de momentos en los que me he sentido como el cucaracho de "La Metamorfosis". Mientras avanzaba en la lectura más me identificaba con el personaje, más lo comprendía, y a su vez me sentía comprendida también. Al terminar descubrí que de alguna forma esta historia había alimentado mi espiritú, llenando un poco el hueco que a veces interpreto como una sensación de distanciamiento social, aun cuando me encuentre en compañia. ¿Cómo un muerto ha podido aliviar mi ansiedad? Me pregunté. ¿Será que parte de su esencia ha podido trascender a la muerte y estar ahora aquí conmigo? Es la magia de la literatura, una cualidad con la que la humanidad tiene el privilegio de seguir compartiendo con los que ya no están, y que sin embargo, a través de ella no del todo se han ido. Me resulta