Ir al contenido principal

Kafka



Recién he terminado de leer "La Metamorfosis" de Franz Kafka, quedé impresionada por la sensibilidad que despertó en mi el relato.

Durante la lectura no pude evitar evocar indelebles recuerdos de momentos en los que me he sentido como el cucaracho de "La Metamorfosis". Mientras avanzaba en la lectura más me identificaba con el personaje, más lo comprendía, y a su vez me sentía comprendida también. Al terminar descubrí que de alguna forma esta historia había alimentado mi espiritú, llenando un poco el hueco que a veces interpreto como una sensación de distanciamiento social, aun cuando me encuentre en compañia. ¿Cómo un muerto ha podido aliviar mi ansiedad? Me pregunté. ¿Será que parte de su esencia ha podido trascender a la muerte y estar ahora aquí conmigo? Es la magia de la literatura, una cualidad con la que la humanidad tiene el privilegio de seguir compartiendo con los que ya no están, y que sin embargo, a través de ella no del todo se han ido.

Me resulta difícil escribir alguna frase del libro porque considero que lo mas impresionante de la obra es el proceso en el que las analogías y la narrativa permiten al lector identificarse con los sentimientos de los personajes conforme va leyendo, creo que puede apreciarse mejor como un todo; aun así pongo a continuación los siguientes fragmentos que me hicieron eco:

"Pero aquella habitación fría y de techo alto donde había de permanecer echado de bruces le dio miedo sin, que lograse explicarse el porqué, pues era la suya, la habitación en que vivía desde hacía cinco años..."

"Así permaneció toda la noche, parte en un semisueño, del que lo despertaba con sobresalto el hambre, y parte también presa de preocupaciones y esperanzas no muy definidas, pero cuya conclusión era siempre la necesidad, por de pronto, de mantener calma y paciencia y hacer lo posible para que la familia, por su parte, soportase cuantas molestias él, en su estado actual, podía menos que causar."


La Metamorfosis - Franz Kafka.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Vivir (Parte 1/2)

" Raskolnikof - ¿Qué tengo ante mí? Juez - ¡La vida! ¿Es acaso profeta para saber lo que le reserva? Busque y encontrará. Tal vez Dios le espera en esta ocasión. Además, no será eterno el castigo." Crimen y castigo - Fiódor Dostoyevski. Una pequeña historia Iba paseando una tortuga cuando en su camino se encontró a un conejo que lucía triste y aburrido sobre una roca, decidido a hacer una buena obra, se propuso cambiar el estado de ánimo de su vecino. - ¿Estás listo para recibir una sorpresa?. - Le dijo la tortuga al conejo, mientras éste último, entusiasmado, abrió los ojos como aquellos que quieren verlo todo. - ¡Si!. - Replicó con tono eufórico y ansioso. - Entonces, sígueme. Caminaron juntos cuesta arriba, hacía la cima de una colina, donde hallaron un escueto canal. - Hemos llegado. - Dijo la tortuga. Al conejo no le pareció nada del otro mundo aquel paisaje, y se atrevió a decirle a su compañero, con un tono un tanto desilusionado: - ¿Es

Alma inerte

"Para practicar la autoafirmación de manera congruente necesito la convicción de que mis ideas y deseos son importantes" Los seis pilares del autoestima - Nathaniel Branden La autoafirmación me permite expresar quien soy y al expresar quien soy les permito a los demás conocerme de verdad. Así me introduzco a la realidad siendo parte de la misma aportando mis ideas y deseos que quizá converjan con los de otros; seguramente no todos se realizarán y otros tantos se verán frustados, pero es preferible arriesgarse y fracasar, a tener que andar por la vida con el alma inerte.

La esencia

"¿Se imagina usted, señor, lo que es no saber a dónde ir...? Se siente la necesidad de hacer algo, de ir a alguna parte." Crimen y castigo - Fiódor Dostoyevski. A veces me cuesta mucho levantarme por la mañana, nada me mueve, me faltan motivos; pasa el tiempo y me doy cuenta que no puedo estar tanto tiempo como creía, así, inmóvil. Tengo deberes como cualquier persona, aunque me da la impresión que el espiritú no se alimenta sólo de cumplir con el deber. En un día cotidiano, como hoy, después de varios artilugios mentales, sólo consigo hacer mis actividades dividiéndolas en pasos pequeñitos, y, si dar un pasito me resulta díficil, lo vuelvo a divivir en pasos más pequeños aún, esta es una técnina que aprendí hace varios años del kaizen, para algunas cosas resulta muy útil y es que tiene fundamento, investigando di con un estudio de la motivación humana, de David C. McClelland, donde en resumen: la mente es perezosa y miedosa al momento de decidir qué hacer, entre más l