Últimamente veo la vida como un camino retorcido en que no se si voy hacía adelante, hacía arriba, abajo o de reversa, quizás sólo estoy dando vueltas en círculos. Hace unos días decidí darme un tiempo para salir de la rutina de mis pensamientos recursivos e ir al cine, de cualquier forma no me será difícil retomar mis cotidianas divagaciones, hacer una pausa no traería catastróficas repercusiones, con suerte, todo lo contrario. Así, fuí al cine; y me topé con la grata sorpresa de que Doctor Strange se encontraba en cartelera. La sinopsis: Un talentoso neurocirujano arrogante pierde la habilidad motriz de sus manos e intenta recuperarla mediante el aprendizaje de artes místicas; un resumen tentador para mis gustos. Para ese entonces ya había elegido la frase y el título de este post; pero aún me hacía falta un poco de inspiración, resultó interesante que en la trama de la película se tratara precisamente el tema de la oscuridad; tema con frecuencia abordado en las ciencias y las artes sólo que de diferentes maneras: instinto, inconciente, condicionamiento, sombra, demonios, etc. exhibidas al exterior en forma de acciones destructivas que al inicio parecen invencibles y sobre las cuales no podemos ejercer nungún control.
Y ¿qué hay del héroe?, no es casualidad que es aquel que debe adentrarse en las tinieblas, reconocer al villano y enfrentarse a él. Así a veces las circunstancias nos impulsan a tener que reunir el coraje para atravesar esos lugares sombríos y reconocer que ese lado oscuro al iluminarse resulta no ser un mounstruo invencible al cual temer, sino que es parte del balance emocional que nos hace ser nosotros mismos, imperfectos pero humanos y sobre todo que es esencial para el soporte de nuestro bienestar; que lo podemos llegar a conocer y utilizar en beneficio de nosotros y los demás. Desgraciadamente, algunos aprendimos a temerle a la oscuridad, a darle la vuelta cuando nos topamos con ella, a que tiene más valor el día que la noche, a buscar la alegría y menospreciar la tristeza. Y sólo cuando no hay otro camino, cuando la vida nos exige como único remedio tener que atravesar esos oscuros parajes es cuando uno se da cuenta que en realidad la oscuridad muchas veces no es más que algo desconocido, y que todas las advertencias y señalamientos solo eran emociones envueltas en misterio.
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