"La historia tiene la realidad atroz de una pesadilla; la grandeza del hombre consiste en hacer obras hermosas y durables con la sustancia real de esa pesadilla."
El laberinto de la soledad. Octavio Paz
La primera vez que vi los graffitis de Banksy para variar estaba triste. Era casi la hora de salir de la oficina, algunos compañeros guardaban sus cosas, otros platicaban de asuntos personales, otros informaban sobre los asuntos resueltos en el día. En medio de ese ajetreo, yo buscaba en internet imágenes de gatitos para desenmarañar los pensamientos decadentes en mi mente y matar el tiempo; un click me llevó a otro y pronto me vi en una página con varias imágenes de su obra.
Observé cada imagen con detenimiento, para entonces ya no pensaba en nada, sólo observaba. Las imágenes fueron como una estocada que habían cesado mi circuito mental para concentrar mi energía cerebral exclusivamente en la tarea de mirar. Me gustó la simplicidad de las imágenes, la sobriedad de los colores, y sobre todo, algo más que no supe identificar de inmediato. Salí del trabajo y abandone mis ideas al respecto.
Sin embargo, en las noches cuando el sueño se me escapaba, ocasionalmente volví a pensar en las pinturas, tomaba el celular para verlas y volver a sentir ese sutil asombro que por la repetición cada vez se desvanecía un poco mas. Hubiera dejado más fácilmente de pensar en ellas sino fuera porque además de la impresión me movía la intriga: no eran trazos laboriosos, ni de una técnica complicada y tampoco eran portadoras de un apabullante mensaje moderno; y a pesar de eso, algo me transmitían esas formas, una conexión excepcional que me hacía sentir bien. Fue días después de preguntarme: ¿qué rayos tienen estos graffitis? cuando por fin lo descubrí. Lo que me había flechado era el ambiente sucio, viejo, roto, desgastado sobre el que estaban dibujados y cómo de ese fondo, del que no se podría esperar nada, al menos nada provechoso, emergían contra todo pronóstico como algo hermoso, y si yo removiera esa base marchita e imperfecta de la que nacen se quedarían vacíos, muy lejos de lograr el mismo impacto emotivo en mí.
¡Wow! ¡Que manera de transformar las cosas! Supongo que al final el arte se trata de eso ¿no?, tomar las tristezas, angustias y pesadillas, trabajar con ellas y entregar algo bello. Ojalá algún día yo pueda hacer algo así. Mientras tanto todos los días lo intento.
Observé cada imagen con detenimiento, para entonces ya no pensaba en nada, sólo observaba. Las imágenes fueron como una estocada que habían cesado mi circuito mental para concentrar mi energía cerebral exclusivamente en la tarea de mirar. Me gustó la simplicidad de las imágenes, la sobriedad de los colores, y sobre todo, algo más que no supe identificar de inmediato. Salí del trabajo y abandone mis ideas al respecto.
Sin embargo, en las noches cuando el sueño se me escapaba, ocasionalmente volví a pensar en las pinturas, tomaba el celular para verlas y volver a sentir ese sutil asombro que por la repetición cada vez se desvanecía un poco mas. Hubiera dejado más fácilmente de pensar en ellas sino fuera porque además de la impresión me movía la intriga: no eran trazos laboriosos, ni de una técnica complicada y tampoco eran portadoras de un apabullante mensaje moderno; y a pesar de eso, algo me transmitían esas formas, una conexión excepcional que me hacía sentir bien. Fue días después de preguntarme: ¿qué rayos tienen estos graffitis? cuando por fin lo descubrí. Lo que me había flechado era el ambiente sucio, viejo, roto, desgastado sobre el que estaban dibujados y cómo de ese fondo, del que no se podría esperar nada, al menos nada provechoso, emergían contra todo pronóstico como algo hermoso, y si yo removiera esa base marchita e imperfecta de la que nacen se quedarían vacíos, muy lejos de lograr el mismo impacto emotivo en mí.
¡Wow! ¡Que manera de transformar las cosas! Supongo que al final el arte se trata de eso ¿no?, tomar las tristezas, angustias y pesadillas, trabajar con ellas y entregar algo bello. Ojalá algún día yo pueda hacer algo así. Mientras tanto todos los días lo intento.
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